jueves, 16 de febrero de 2012

Quizás seas tu, quizá el control, quizá el fruto de un reventón

Elige vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos digitos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida... ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?

martes, 7 de febrero de 2012

Tu ropa quedaría bien en el suelo de mi habitación

Aprender a saborear la vida no siempre es fácil. La mayoría de veces nos limitamos a engullirla sin apenas descubrir lo que ella suscita. O lo que es peor, somos incapaces de probarla. Siempre he pensado que la vida está para ser triturada, desmenuzada, troceada, masticada y degustada al máximo. Sólo así seremos capaces de conocer su esencia.

Todo el mundo necesita tener algo en que creer. Algún motivo para apagar el despertador y no seguir tirado en la cama. Me reconforta saber que he llegado a encontrar cientos de motivos, que a la vez podrían ser ninguno, ya que no me apoyo en la exactitud de ninguna razón bien definida que le dé significado a esta sucesión de instantes que llamamos vida, sino en la certeza de que esa razón existe y está allá afuera, una, o dos o tres, o cientos de ellas, cosas que merecen la pena ser vistas e imaginadas, ser tocadas, ser. Creo que cuando más sentido podemos hallar es cuando no tenemos ninguno y abarcamos la posibilidad de que haya infinidad de ellos a la vez, cuando hay montones de miradas y ninguna es la correcta, cuando oyes distintas frases y ninguna es la que esperabas escuchar, incluso te alegra saber que esas palabras están aún por llegar. Cuando pasan las horas y sonríes, y no pasa nada especial pero es justamente esto lo que hace que lo vulgar se convierta en hermoso, cuando aún no hay nada y el tremendo vacío es tan hondo que te mastica las entrañas y las despedaza. Entonces, justo entonces, es cuando menos vacío hay en realidad, pues te alimentas con la incertidumbre de que, quizás, todo sea posible. Cualquier cosa.

lunes, 6 de febrero de 2012

Nunca me gustó planificar. Quise siempre ser como el viento, poder moverme libremente, sentía que planificar le sacaba la gracia a vivir. La vida me puso frente a frente con la persona perfecta. Perfecta para mí, claro está. Sin darnos cuenta empezamos a planificar un futuro detallado. El problema es que, por esperar que ese futuro llegara, me olvide de vivir el presente. Para llegar a todo lo que quiero, tengo que querer lo que tengo, todo los días. El año tiene 365 días, quiero hacer algo diferente cada uno. Acostarme pensando: "Nunca había hecho esto"

VIVE

Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico ¡qué gozada! Era lo mejor del mundo: Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, chutes, porros, hachís, rallas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, lsd ,éxtasis... 
Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas...
Mejor que la nocilla y los batidos de plátano. Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del Milenium... Mejor que los andares de Ally Mcbeal, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y el lunar de Cindy Crawford. Mejor que el pequeño paso de Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, las malas experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson, mejor que los excesos de Morrinson... 
Mejor que la libertad. Mejor que la vida.